No hay Guateque que se precie sin su buen copazo. En los tiempos en que al pedir un gin tonic te lo sirven con una ensalada flotando dentro de la copa o de vodkas elaborados con algas del Mar Muerto, es momento de reivindicar esos primeros lingotazos que nos acompañaban cuando empezábamos a salir por Palma al tiempo que el acné juvenil y las cazadoras Karhu.
La combinación imbatible de licor de coco y zumo de piña hacía de este cóctel dulzón y con un regusto a ultramar una mezcla ganadora. De hecho, deberíamos empezar a reivindicar este combinado como parte de las cinco piezas de fruta al día.
El cubata sofisticado y exótico. Todos tenemos un amigo que vacilaba pidiendo este brebaje y que probablemente a estas alturas ya le hayan diagnosticado diabetes. Tan dulce que achinaba los ojos al que se lo bebía y con un color amarillo chillón inconfundible.
Cuenta la leyenda que había gente que cuando salía de fiesta en Palma se echaba al cuerpo esta mezcla. Podría ser un postre o el desayuno de divorciadas británicas de crucero por el Mediterráneo. Es el Ossifar de los copazos, casando lo de casa con lo importado, haciendo gala de nuestra mallorquinidad a lo largo y ancho de la discoteca. ¡Y ojo con mezclarlo con Coca Cola!